sábado, 10 de octubre de 2009

6 / 9 / 2009 Lo mejor que podemos hacer los grandes por el Fútbol Infantil es no arruinar la alegría de los pibes por el juego.

GANAR DE GUAPOS ???

Lo mejor que podemos hacer los grandes por el Fútbol Infantil es no arruinar la alegría de los pibes por el juego.

El penoso espectáculo de ver a pibes de nueve, diez o doce años, entrar a una cancha con la decisión premeditada de amedrentar al rival golpeándolo sin pelota debería hacernos reflexionar sobre el papel que cumplimos los adultos.

La discusión no es si los chicos salen a pegar por decisión propia (cosa que parece bastante difícil en criaturas de diez años) o si son alentados por los consejos de los mayores a hacerlo; la cuestión central es qué hacemos, entrenadores y padres ante esa falsa demostración de guapeza.

Si los que tenemos la responsabilidad de entrenar equipos de fútbol infantil no impedimos que nuestros jugadores golpeen al otro como si fuera el enemigo, no entendemos de qué se trata esto.

Si para ganar un partido alentamos a nuestros pibes a la trampa cobarde y artera de golpear al rival cuando el árbitro no los ve, los estamos condenando a la gran derrota de sus vidas: les estamos haciendo creer que la TRAMPA es un método adecuado para triunfar.

De esta manera, los educamos para la corrupción, para la mezquindad y para el egoísmo de intentar ganar de cualquier manera, destruyendo lo más valioso que tiene el deporte como elemento educativo en las edades en que nuestro pibes forman los parámetros éticos que los van a sostener durante toda la vida.

Debiera ser esto una preocupación de los clubes, pero mucho más de los padres.
¿Qué debemos hacer padres o entrenadores, ante una actitud como ésta?
Pensar que el chico que le da un codazo a otro o un puntapie a los talones es un vivo o un pícaro que quiere ganar, es un razonamiento tristísimo mediante el cual cargamos nuestras frustraciones más dolorosas en las inocentes espaldas de un pibe que cuando llegó al club, sólo quería jugar a la pelota.

No arruinemos lo más lindo que tiene esto, dejemos que los pibes disfruten de jugar a la pelota y no permitamos que nada ni nadie transforme esto en una guerra.

Eduquemos en la solidaridad y tratemos de formar buenas personas. Eso es lo que quedará en los pibes cuando crezcan y es el mayor tesoro que podemos darles.

Ganar es uno de los objetivos de la competencia, pero de nosotros depende que cientos de pibes crezcan en la alegría del fútbol o en el odio lastimoso de ver enemigos donde sólo hay otros pibes como ellos que están jugando con otra camiseta.

Demos la pelea para que no haya en nuestros clubes entrenadores que manden a sus jugadores a pegar, para que no haya padres que enloquezcan a sus hijos con presiones inconcebibles que tratan de formar una futura fuente de ingresos en vez de garantizar un ámbito sano donde los chicos crezcan jugando al fútbol entre amigos.

Tal vez, observando las demenciales situaciones que se dan en el fútbol infantil en cada jornada, haya llegado la hora de que se pongan veedores o árbitros asistentes, que puedan ver desde afuera lo que a un árbitro le es imposible ver desde dentro de la cancha. Cualquier esfuerzo que se haga para que la pelota del fútbol infantil se manche lo menos posible, seguramente valdrá la pena.

Cuidemos el futuro de nuestros pibes !!!
o dediquémonos a otra cosa...


Pablo Isi.

Fuente : http://villaargentina.blogspot.com/search/label/Columna%20de%20OPINI%C3%93N

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