lunes, 5 de octubre de 2009

25 / 3 / 2001 Profesionales desde Chiquitos

Se les exigen resultados, se les pide buen fútbol, se les grita para que metan pierna fuerte, que ganen todo, que salgan campeones e interiormente y por lo bajo que sean los salvadores de la familia. Alguno podría pensar que esto es el comienzo de una crónica que habla del fútbol super profesionalizado que se consume a diario. Pero nada más lejos que eso. Es simplemente baby fútbol. Sí, el fútbol de los más chiquitos. Esos que juegan a la pelota por diversión. Pero claro, sólo ellos lo tienen bien claro, porque, al parecer quienes no: los padres.

Los que están más en contacto con los chicos y saben de los manejos y las presiones de los padres, son los entrenadores. En el Club Social Parque está a cargo de la escuela de fútbol Fernando Batista, que analiza la situación: 'Acá hay algo que es muy cierto, hay muchos chicos que vienen a jugar baby fútbol, más por de los padres que por decisión propia. Muchos de los papás creen que se van a salvar si sus hijos llegan a primera, pero en realidad lo que no saben es que éste es un camino demasiado largo y que muchas veces pasan cosas que hacen que el chico no quiera jugar más". Y continuó: "Esto ya se tornó insostenible, porque ahora compran chicos de 6, 7 y 8 años y los pibes todavía no tienen ni idea de lo que es una pelota de fútbol. ¿Y esto a quién le importa más? A los chicos, no... a los padres. Ellos son los que van a hablar de números. Números que cierran para los que los compran, y ni siquiera los padres los pueden entender".

Las voces se repiten y las historias que se recogen van dibujando el panorama que se vive, desde el comienzo en el juego de la pelota. Carlos Marcel, de 44 años, entrenador de todas la categorías del Club Social y Deportivo Unión Marchigiana (lº filial de Ferro Carril Oeste), es otro de los protagonistas de esta historia: "Hay que entender que ya el baby no es lo mismo que antes; es demasiado competitivo. Todo el tiempo se está exigiendo más. Sobre todo los padres, que quieren resultados. Te piden jugar bien, ganar y salir campeón y no se dan cuenta de que los que están dentro de la cancha tienen 8 y 7 años".

Todos hablan de presiones, pero a ello les suman la exigencias de terceros. "Esto de comprar chicos del baby fútbol es una locura. Pero claro, es una buena inversión para los que están en esto de comprar jugadores. Con muy poca plata se quedan con diez jugadores y apuestan a que alguno la rompa al llegar a primera. Ojo, que también hay muchos clubes que apuestan a esto", comentó Marcel.

El club Estrella de Maldonado es uno de los más reconocidos dentro del fútbol de los más chicos. El DT Hugo García, 50 años, también habló sobre el tema: "Sabemos que Estrella es una vidriera y eso quizás sea un motivo para que algunos padres, ante una situación tan complicada del país, opten por traer al chico a este club. De todas maneras, nosotros siempre intentamos que jugar sea lo menos traumático posible para los chicos".

Osvaldo Sarubbi, de 46 años, es entrenador del club Atlético La Paternal. La experiencia de ser un hombre de muchos años en esto - antes conducía parte del fútbol de Estrella de Maldonado- es importante para saber aún más de cómo es la relación de los padres y los chicos a la hora de pisar una cancha de fútbol. "Lo que pasa es que los padres que alguna vez jugaron o entienden del juego quieren que los chicos la paren de pecho y claven la pelota en el ángulo, y no terminan de entender que esto para ellos es sólo un juego, no un trabajo para el día de mañana. Los chicos sufren cada vez más las presiones.

" Y continuó: "Te voy a dar un ejemplo de la desesperación que hay para que el nene sea el salvador: hace unos meses vino un padre de un chico y me dijo: ¿y cómo anda mi pibe? Yo no sabía qué decirle porque el chico tiene 4 años, todavía le faltan 3 años para comenzar a competir en FAFI (Federación Amateur de Fútbol Infantil). Por ahora es una escuelita. Intenté explicárselo, pero... no hay caso".

Muchos ejemplos se pueden mencionar para dejar en claro que ya los chicos no juegan a la pelota y se la pasan jugando al fútbol; pero, quizá, otra referencia lo grafique mejor: "Parece mentira pero... hay muchos padres que en su desesperación y por lo mal que está la cosa en el país te dicen: dame unos pesos y yo te traigo a mi pibe para que juegue en tu equipo. Está todo mal porque los padres no entienden que ya muchos chicos no disfrutan de jugar a la pelota. La culpa de que se haya perdido todo lo amateur que le quedaba al baby es de los padres", concluyó Sarubbi.

"Quiero ganar mucha plata"

La ilusión de llegar al fútbol grande entusiasma a los más chicos. Codearse con esos jugadores que ven en TV es el sueño de muchos, como Brian Steccato, de 10 años, que juega en Social Parque: o juego al fútbol porque me gusta. Además, esta bueno poder llegar a primera".

Pero con Brian estaba su compañero Agustín Podestá, 7 años, que a pesar de su corta edad no está al margen de las cifras que mueve el fútbol. lo que le gustaba mucho jugar a la pelota, declaro, también aclaró: "Quiero ganar mucha plata". Una simple expresión de deseo que no de ja de ser una señal de que los chicos no pueden escapar a los millones que maneja este deporte.

Del otro lado están los padres que en todo momento manifiestan que sólo acompañan a sus hijos a hacer lo que quieren. "Yo voy a todos lados con mi hijo. Me gusta que juegue al fútbol, pero sé que hay muchos que lo presionan y que están muy atentos a lo que el chico puede dar Es triste, pero hay padres que ofrecen a sus hijos a clubes a cambio de algo de dinero", dijo Ariel Montenegro, de 34 años, papá de Alan, que juega en la categoría 92 de Parque.

Fuente diario La Nacion 25 de Marzo de 2001

http://www.elpotrero.com.ar/magazine/notas/futbolinfantil/default.htm


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