martes, 6 de octubre de 2009

¿quién tiene la pelota? TEMAS DE PSICOLOGÍA.

* TEMAS DE PSICOLOGÍA. Deporte infantil, ¿quién tiene la pelota? *

Agosto , 2009
Los tiempos han ido cambiando en los últimos veinte años, y como no podía ser de otro modo, algo de ese cambio se ve en el “futbol infantil” de hoy.

Ya no tan fácil encontrar el terreno baldío o aquella calle cortada que permitía a los chicos de la cuadra juntarse para hacer un “partido”. No menos importante es que cada vez más, los padres no se sienten ni mínimamente tranquilos para dejar a sus chicos jugar solos en la calle o en alguna plaza.


¿Dónde quedó entonces el “partidito” de antes?

Hoy un gran número de chicos está en alguna escuelita de futbol, en cada barrio, en gimnasios, en los clubes…, por todos lados Futbol 5!

Es mejor, es peor?… Miremos algo de lo que viene sucediendo…Los chicos aprenden a jugar en esas escuelitas con un profesor, aprenden a desarrollar habilidades y también a respetar reglas del juego.

Pasa a ser un espacio muy importante en tanto la quietud a la que lleva la tecnología de hoy, prácticamente obliga a que se busque algún espacio en el que la actividad física se ponga “a jugar”. Hay que tener en cuenta que para muchos de esos chicos, esa es la única actividad física que realizan, o sea, sólo dos o tres horas en toda una semana.


Pero entonces, que es lo que pareciera no ser tan bueno? El espacio del partido ha dejado de ser el juego que compartían los chicos, al margen de sus padres.


Hoy los padres son los que acompañan, los que miran el entrenamiento, y los que hacen de hinchada en los partidos. ¿Puede esto molestar en algo a los chicos “jugadores”? Aquellos ya no tienen esa certeza de intimidad que daba la ocasión del partido sólo entre ellos, las cosas se complicaban y se arreglaban allí mismo.


Hoy para algunos, es un lindo espacio que pueden compartir con su familia, y para otros será principalmente el lugar donde papá o mamá miran “cómo juego”.


Seguramente no se sentirá tan libre el juego, cuando tras algún gol o tras algún error se escuche el grito de papa diciendo “Bien pibe!”, o “Dale salame!” (en el mejor de los casos…).


No faltan los chicos, que pueden poner tope a sus padres, pidiéndoles que no vayan al entrenamiento o a algún partido, o que simplemente terminen de gritar… Ellos pueden disfrutar de su momento adueñándose de ese espacio que les es propio.


Pero hay otros que nada de eso pueden hacer, son los que por lo general, no podrán dejar de sentir que ese gol o ese pase que erraron está siendo juzgado, y no por los amigos.


Podría argumentarse frente a esto, que en casi todo lo que los chicos hacen, está la mirada de los padres, y tal vez sí. Sin embargo, no por eso habría que dejar de cuestionarse de qué se trata cuando nos inflamos ante el gol de nuestro hijo, cuando nos enfurecemos porque pierde todas las pelotas, o peor aún, cuando a los gritos desde afuera, no dejamos de agredirlo o de maldecir las circunstancias del partido.


Seguramente se entienden como lógicas estas reacciones que en general tienen los padres, es cierto, no es tal vez evitable verse influido por el éxito o el fracaso de ellos, inclusive respecto de algo tan pequeño en la vida como puede ser “un partido”. Pero no deja de ser una ocasión para intentar ver “la medida” en la que esto sucede, así como poder preguntarnos, qué nos pasa a nosotros mismos con nuestros éxitos o nuestras frustraciones.


¿De quién es ese pequeño momento, y qué creemos que se está jugando en él?

La medida en la que nos metemos a veces en el juego de ellos, juzgando lo que hacen, o cómo lo hacen, puede ser en ocasiones tan excesiva, que sin darnos cuenta pasamos la línea del respeto por el otro, engañándonos en creer que porque es nuestro hijo, no es “otro”. Y claro, es que tan fácilmente, lo de ellos se vuelve nuestro, que olvidamos que se trataba de que hicieran un deporte, de que la pasaran bien con amigos, o de que aprendieran las reglas de un juego y no tanto mas.

Entonces…, qué aparece ahí cuando nos enojamos sin disimularlo, cuando protestamos por el resultado del partido como mas chicos que los chicos…? Seguramente, algo que tiene que ver más con nosotros que con ellos.


Tal vez es un peso un poco pesado, que carguemos a estos chicos, a que nos hagan salir de la canchita, orgullosos por la buena jugada.

Tal vez habría que ir pensando, porque nosotros, los adultos, no buscamos los propios espacios en donde nos podamos poner en juego.

Siempre se puede encontrar un espacio en donde podamos volver a poner de lo nuestro, enfrentando un poco mejor las propias limitaciones, y por que no, saborear de aquello que aún puede salirnos bien.

Entonces, simplemente, por una cuestión de respeto hacia ellos, porqué no intentar poner cada cosa en su lugar. Cuando además, no habrá seguramente mejor transmisión para nuestros chicos que lo que cada uno haga con su propia vida, y no con lo que uno pretenda hacer de la de ellos.


Lic. Lilian Trejo
(Pertenece a REDPBA , una institución que ofrece tratamiento Psicológico para niños, adolescentes y adultos a través de bono institucional en todo Capital y Gran Buenos Aires)

Fuente: http://www.laverdadzonasur.com/salud/2009/08/06/noticia=01104009

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